La gran batalla
El conflicto que determinó en gran medida el futuro de las dos compañías (y el de las de otras muchas, ciertamente) fue el que se desarrolló en la década de los noventa.
Como hemos podido ver, hasta el año 1989 nadie podía hacerle frente a Nintendo: tenían juegos brillantes, tenían una consola en la casa de cada niño americano, tenían personajes geniales… Pero, en este año, Sega decidió contraatacar poniendo toda la carne en el asador con una nueva consola. Una consola el doble de potente, extremadamente rápida y que dejaba a la NES a la altura del betún: llegaba la Sega Genesis (Sega Megadrive para los europeos).
Tenían la fuerza. Ahora necesitaban hacerse ver, convencer al público de que necesitaban esa consola. ¿Cómo lo hicieron? Utilizaron una campaña híper agresiva contra Nintendo. Llegaron a la televisión y dijeron: “Hola, somos Sega. Tenemos una consola mil veces mejor que esa chapuza de Nintendo. En serio, la NES es muy inferior a nuestra Megadrive.”. Esta campaña tenía su propio eslogan: ‘Genesis does what Nintendon’t’.
¡Muerde el polvo, fontanero!
Por supuesto, arrebatarle a Nintendo su público era bastante complicado. Así que Sega optó por agrandar el mercado, por buscar un nuevo público: Nintendo tenía a los niños de diez años, así que fueron a por sus hermanos mayores. Si los hermanos mayores decían que la Megadrive ‘era guay’ los hermanos pequeños querrían una Megadrive también. Por eso se armaron de juegos con celebridades del deporte, porque los deportes eran de gran interés adolescente, con nombres conocidos en sus cartuchos. Incluso sacaron un juego llamado ‘Michael Jackson’s Moonwalker’.
Sega se respaldaba en celebridades mientras que Nintendo se mantenía en sus trece, usando como ‘celebridades’ a sus propios personajes: Mario, Link, Samus… Y eso era algo que Sega no podía evitar. Por eso, en 1991 apareció ‘Sonic theHedgehog’: más que un juego, un icono. El juego era tan bueno que merecía la pena comprar la consola solo por jugarlo. Pero, además, Sega trajo de vuelta sus grandes arcades a la consola. Y si Nintendo sabía hacer arcades, Sega no tenía nada que envidiarle, con títulos como ‘AlteredBeast’, por ejemplo.
A estas alturas, la línea de acción Sega estaba clara:‘Adolescente, somos para ti. Nintendo es para niños pequeños, vente a jugar a lo que de verdad mola’. Sega tenía los arcades a los que jugabas tras acabar las clases, tenía juegos de deportes, tenía a Sonic y tenía juegos más ‘intelectuales’ y profundos, juegos como ‘Populous’, ‘FantasyStar’, ‘Ecco the Dolphin’…
En el año en el que llegó Sonic para arrasar con todo, Nintendo descubrió su nuevo movimiento: la SuperNintendo (SNES); y su propia campaña ‘El cerebro de la bestia‘. Lo que significaba un nuevo equilibrio y una nueva batalla por comenzar. Y gracias a esta batalla conocemos lo que para muchos (incluido yo) es la época dorada de los videojuegos.
El cerebro de la bestia… ¡Rawrl!
Primero comenzaron una batalla de precios, lo que hizo ambas consolas más asequibles para el público. Después de éso se desencadenó la lucha en los títulos: ¿que Nintendo tenía ‘Final Fight’?, pues Sega sacaba ‘Streets of Rage’; ¿’Final Fantasy’?, pues ‘Fantasy Star’.
La SNES era ligeramente más potente, pero la Megadrive era más rápida. El equilibrio era muy notable y, poco a poco, se formaron comunidades que apoyaban una u otra consola, una u otra mascota. Sonic y Mario seguían produciendo juegos espectaculares, las revistas de videojuegos enfrentaban constantemente opiniones y nacía el término Fanboy.
Mientras Sega sacaba juegos de notable cada pocos meses, Nintendo se centraba en sobresalientes anuales (como sigue haciendo, en cierta medida). De aquí salían estanterías llenas de juegazos. Pero si querías una estantería más grande debías tirar hacia la Megadrive.
Es este momento, con Sega a la cabeza del mercado, el que deben recordar gran parte de los empresarios de la compañía y tirarse de los pelos. Sega cometió el terrible error que cometen muchas compañías: preocuparte por la consola y no por sus juegos.
Empezaron añadiendo el periférico Sega CD, un desastre que añadía la posibilidad de leer CDs a la consola, con lo que se abría un nuevo soporte para los juegos (solo que, a excepción de ‘Sonic CD’, los juegos dejaban mucho que desear. Después, y de forma incomprensible, volvieron a los cartuchos con la 32X, que ampliaba la consola a los 32 bits, algo que Nintendo ni siquiera necesitó. Porque mientras Sega aseguraba estar en la vanguardia de la tecnología, ofreciendo el mejor sistema, Nintendo sacaba juegazos como ‘Donkey Kong Country’, en 16 bits, es decir, un jarro de agua fría para los vanguardistas. ¿Por qué gastarse ese dinero en complementos para una consola cuando los verdaderos juegazos están en los 16 bits de Nintendo? La compañía simplemente esperó a que Sega se autodestruyese mientras seguía sacando juegos a su ritmo.
En 1994 aparece la Sega Saturn, volviendo al CD como soporte. Pero los problemas de sus dos núcleos de 32 bits (poco comunes para los desarrolladores) y la competencia que llegó desde Sony y Nintendo arrasó la consola.
Nintendo ni siquiera necesitó los 32 bits, sino que pasó directamente a los 64 con la Nintendo 64, que se las tendría que ver con un nuevo competidor: la PlayStation, consola de Sony.
¿Ustedes que prefieren ,sega o nintendo?